¿Qué hago con el alimento que dejó mi bebé?

Esta noche le daba el último tetero del día a mi bebé para que se durmiera y solo se tomó dos onzas de las ocho que siempre le preparo antes de dormir. Ella estaba a punto de caer rendida y sacó la mamila de su boca porque ya no quería más y se estaba quedando dormida.

«¿Ahora qué hago con todo este alimento que no se tomó mi bebé?»

De pensar que hay tantos bebés (y no me voy a trasladar de continente ni de país, acá mismo en Venezuela) que desearían tomarse un tetero tibio antes de dormir para pasar una noche sin hambre, o qué será de esas madres que no encuentran la leche o la fórmula específica para sus niños.

Sentí muchas emociones al respecto: rabia, impotencia, tristeza y ternura. Por supuesto que la ternura solo se debió a que mi niña rechazaba la mamila porque ya se sentía llena y quería reposar para dormir, el resto de lo que sentía representaban cosas que iban más allá. La situación del país que resulta eterna y agobiante para todos. Sí, ese pedacito ‘la situación del país’ debe ser la frase más dicha, gritada, pensada y discutida todos los días en Venezuela. Tantos padres (y no solo padres, también hermanos, tíos, abuelos y demás parientes) que están en la caza del principal alimento para sus bebés y tantos padres que la compran para revenderla al triple del valor comercial o para sacarla del país y recibir más dinero. Al fin de cuentas, es un negocio que para muchos se les ha rentabilizado.

Me dio pesar tener que botar en el lavaplatos más de medio tetero que aún estaba tibio. Me dio coraje pensar que no era posible que muchas personas tengan el dinero y la disposición de comprar el alimento a sus hijos y que no encuentren sus productos. Me dio rabia también por aquellos que tienen el dinero y prefieren comprar una caja de cerveza y mandar al niño a dormir a punta de agua. También me sentí privilegiada por que hoy tuve leche para darle a mi niña y que en el transcurso del día fue alimentada y que ya estaba satisfecha.

Mientras todos estos pensamientos me rodaban la cabeza me di cuenta que mi bebé quería más tetero y se lo tomó todo antes de dormir. Tal vez por telepatía le di uno de esos regaños ancestrales tipo: «¡BÉBETELO TODO! ¡Y QUE NO QUEDE NADITA!»

Deja un comentario